martes, 30 de agosto de 2011

El mal llamado “voto útil”

 En muchas ocasiones hemos escuchado la expresión “voto útil”, en época de elecciones es muy frecuente que esa idea la oigamos en voz de representantes de los partidos mayoritarios, intentando dirigir nuestros votos hacia sus opciones políticas.
¿A qué hacen referencia estos partidos al hablar de “voto útil”? Sencillamente a la idea de que, en muchas ocasiones, en muchas provincias de España, votar a un partido de ámbito nacional va a implicar que ese voto no va a dar lugar a la obtención de representantes en el Parlamento, lo que lleva a “tirar el voto”, otra forma más abrupta de decir lo mismo.
Uno de los lemas más utilizados en el movimiento 15 M es “ que no nos representan”, y en este artículo haremos referencia a una de las razones por las que esa representación no es real.
La ley electoral vigente en España (Ley Orgánica del Régimen Electoral General 5/1985 de 19 de junio ) establece un sistema electoral basado en la aplicación de la llamada fórmula D´Hondt de reparto de escaños y la utilización de la provincia como circunscripción electoral. A eso se le debe añadir que a la hora de repartir los 350 escaños del Congreso, sólo pueden entrar en juego aquellas formaciones que en las circunscripciones superan el 3% de los votos válidamente emitidos en la misma.
No hay nada mejor que hacer un repaso a las elecciones generales del año 2008 para ver el resultado de esta combinación
Dejando a un lado a los dos partidos mayoritarios a nivel estatal y a los partidos nacionalistas, resulta que sólo han sido elegidos 3 diputados pertenecientes a otras alternativas políticas ( IU 2 diputados y UPyD 1 diputado) . En el Senado, la situación es aún más extrema, no siendo elegido ningún representante de partidos estatales excepto PSOE y PP
De otra forma, si sólo 3 diputados pertenecientes a partidos de ámbito estatal no mayoritarios ( PSOE y PP ) han sido elegidos , la conclusión a la que pueden llegar muchos electores es que no merece la pena apoyar con su voto a esas alternativas, lo que puede llevarles a optar por la abstención, el voto en blanco, el voto nulo o, en su caso, a apoyar al partido mayoritario más afín o menos lejano a su ideología.
De este modo, la representación que debería ser la norma básica de cualquier sistema electoral democrático, se ve gravemente alterada, pues muchos electores sienten que su voto tiene sin duda el mismo valor moral o ciudadano que el de los votantes de partidos mayoritarios, pero su efectividad política es muchísimo menor, pudiéndose pensar que es virtualmente nula.
Soluciones puede haber distintas, desde la circunscripción única para todo el Estado hasta una opción intermedia en la que una parte de los parlamentarios son elegidos en el ámbito provincial y otra a nivel estatal con los votos que no han dado lugar a la elección de parlamentarios a nivel provincial, de forma que esa cantidad de votos “tirados”, se conviertan en “útiles” de verdad.
En España vivimos una situación de bipartidismo forzada por el sistema electoral diseñado en su momento ( 1978 y 1985 ), pero que ni entonces ni ahora buscó dotar a la sociedad de un verdadero sistema representativo en que las opciones políticas minoritarias tengan el lugar que merecen en los órganos parlamentarios.
Llegó el momento de conseguir que todas las opciones ideológicas partan de una situación igual en la carrera electoral.
Una pintada decía “ si votar fuese sirviese para algo, el voto estaría prohibido”, la realidad es que votar a la mayoría de las opciones minoritarias y conseguir representación política es algo casi “prohibido”.
Pensemos en todo ello cuando, de cara a las elecciones del próximo mes de noviembre, volvamos a escuchar esa frase del “voto útil”. No pueden obligarnos a hacer lo que no deseamos para no tener la sensación de no haber desperdiciado el voto.

Kike - Avilés

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