Foto: Xurde Margaride |
No hay democracia sin libertad ni igualdad, y es visible para todos que no hay libertad ni igualdad cuando se utiliza la deuda como mecanismo para mantener una vida cada vez más imposible con unos salarios menguantes.
La actual crisis nos ha enseñado que la política está al servicio de los mercados, que lo primero es garantizar el beneficio de los inversores y sólo luego, si es posible, garantizar el estado de bienestar de los ciudadanos.
Lo que en la Plaza Mayor de Gijón ha ocurrido desde el pasado 20 de mayo ha sido un fenómeno que para los que ya nacimos en la década de los 80 no habíamos vivido nunca. Es muy reconfortante comprobar que no estamos solos en esto, con palabras de ánimo de nuestros mayores, los que en sus propias palabras nos piden perdón por haber dudado en algún momento de una juventud aletargada de la que ahora se sienten orgullosos. Nosotros se lo agradecemos.
Foto: Xurde Margaride |
Esta convocatoria ciudadana y apartidista gestada en Internet y en las redes sociales toma presencia en las calles de Gijón de forma masiva desde el 20 de mayo.
La salida del torrente de gente, unas 4.000 personas, comenzó en el Teatro Jovellanos hasta la Plaza Mayor de Gijón. Se consiguió reunir a un público de todas las edades y generaciones.
Las críticas a políticos, partidos y banqueros, al rescate de entidades financieras, a la precariedad laboral, a los recortes sociales y a la actual Ley Electoral, el derecho a la vivienda y la necesidad de unos servicios públicos de calidad llenaban los carteles. “Se alquila esclavo por 600 euros” se podía ver en una de las pancartas.
Como se ha estado llevando a cabo durante todos estos días, se convocó una asamblea a las 20h. en la que todos los asistentes fueron invitados a expresar sus quejas, sugerencias y deseos. Lemas como “El pueblo unido jamás será vencido” o “No nos representan” se jaleaban a viva voz con cacerolada de fondo.
El momento más emotivo sucedía a las doce de la noche, hora en la que las manifestaciones quedaban prohibidas por la Junta Electoral, momento en el que los ciudadanos reivindicando de forma colectiva su derecho a reflexionar sin interferir en el voto se sentaron en la plaza, encendieron sus velas y hubo 5 minutos de un silencio sepulcral que ponía los pelos de punta.
El movimiento del 15M ha logrado una primera victoria, la de que un gran número de ciudadanos se hayan hecho oír, en medio de una elecciones más, en la que los interesados miran sólo para sí mismos.
Ánimo a todos y adelante.
Vanesa Castaño
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